Cosas que he aprendido…
Laura C. Rodríguez García
Todo comienza con una ilusión, siempre, aunque no nos demos cuenta, tenemos en mente aquello con lo que soñamos, desde un helado de fresa, hasta un carro convertible rojo, desde ropa nueva, hasta una casa en la playa, desde: ¨que mañana tu mama no te llame para levantarte temprano sin ningún motivo¨, hasta sacarnos la loto. Todos son anhelos, todos pasan diariamente por nuestra cabeza, desde que el chico que tanto te gusta te sonría, hasta que el chico que tanto te gusta se dé cuenta que eres la que tanto le gustas, todos son nuestros sueños.
Son los que nos mantienen despiertos, los que nos dan deseos de vivir, son los motivos para que cada día nos levantemos.
Hace un tiempo, descubrí que soy una persona que vive soñando, cada segundo que pasa hay algo nuevo en mi cabeza, no hay un solo instante que no piense en que quiero. Pero, ¿cómo saber qué es lo que realmente quiero y que es lo que simplemente deseo?.
Deseaba miles de cosas, cosas banales, cosas de moda, cosas vacías, cosas que no harían ningún cambio en mi vida, sin embargo quería otras de las cuales dependía y sin las cuales llegue a sentir que no podía vivir. Y fue entonces, cuando le encontré el sentido a mi vida. Y vaya sorpresa, son muchas las cosas, personas que me mantienen vivas y por las cuales quiero y deseo seguir aquí y ahora.
Los que nos rodean siempre van a hablar, de ti, de lo que te pasa, de tu vida. Es muy divertido ver como pueden haber 32 versiones de tu propia vida, cada una totalmente diferente de la otra, y más divertido aun saber, que la única verdadera es la que tú conoces, sin embargo eso no va a parar que las otras 31 versiones se rían de la tuya.
He pasado muchas experiencias en mi vida, la mayoría de ellas excepcionales, irrepetibles, incombinables e imborrables. Puedo decir, sin titubear, que no me cambio por nadie, las cosas que he conocido, los sitios que he visitado, las personas que me han hecho reír, las que me han hecho llorar, las que no me han hecho nada y las que simplemente me han hecho ser yo, porque sin cada uno de los granitos que pusieron y aun ponen todos los que me rodean, yo no sería quien hoy soy.
He crecido, los pequeños golpecitos que da la vida, que al fin y al cabo me han convenido, son los que me han hecho crecer como persona, como ser humano.
Por eso le doy gracias a Dios (aunque en verdad le doy gracias por todo), pero especialmente por las caídas que he tenido, por todas aquellas veces que me encontré en un callejón sin salida, porque fueron esas veces las que me dieron fuerza y las que me hicieron madurar en su momento.
Esas fueron las ocasiones que me hicieron darme cuenta que todo tiene solución y que nunca nos podemos dejar vencer por nada, en las que entendí, con la ayuda de mis padres a quienes les agradezco sus consejos que me han servido de mucho, que la clave en la vida es saber esperar, esperar el momento indicado, esperar el amor, esperar la razón, esperar aquello que mas anhelamos en nuestras vidas.
Sin embargo, y esto tengo que dejarlo claro, no podemos dormirnos en los laureles, porque como PapaGo dijo ¨Ayúdate que yo te ayudare¨, debemos saber cuándo esperar y saber cuándo ponernos las pilas ante aquello que queremos, hay que tener un equilibrio, en pocas palabras hay que aprender a esperar.
De esa espera se trata nuestras vidas, de esa constante espera por lo que vendrá, así se desarrolla y se va creando nuestra historia, y tenemos que ser audaces y convertir esa espera en la mejor de todas, la inolvidable, la más buena, la mejor. Y así, eso que en un principio era una espera, se convertirá en nuestros mejores momentos, en lo que quedara guardado en nuestras memorias, en lo que nos acompañara toda la vida.
Vivimos marcados, somos de esto, nos identificamos con lo otro, pertenecemos a aquello, sin darnos cuenta que debemos ser libres, pertenecer a nosotros mismos y a nadie más, soltar las ataduras, y así demostrar que queremos a los que están a nuestro lado, siendo libres en lo que nos gusta, sin miedos, sin cadenas.
Y viene otro elemento, otro sujeto en la oración, uno que nos cohíbe, que no nos da chance a, que nos limita, y esos son los estereotipos, el que dirán, y de ellos termina dependiendo nuestras vidas, a eso nos aferramos, y se convierte en el mayor de nuestros miedos. Un miedo del que no sabemos cómo escapar. ¿Y si dicen esto de mi?, ¿y que pensaran de eso?, ¿y si no lo hago bien?, ¿y el que dirán?, y así, con este miedo, perdemos aquello que acabo de mencionar, la libertad, pues nos aferramos a vivir de acuerdo a los demás, a ser como los demás quieren que seamos para evitar que hablen mal de nosotros, nos volvemos dependientes de la palabra, y nos olvidamos de nuestra esencia.
De esta forma nos cohibimos por el que dirán, y a la misma vez nos convertimos en los reyes de los estereotipos, hablamos sin saber, solo por imponernos, y volvemos a quitarle la libertad a los demás, a quienes no le damos el chance de mostrarnos quienes realmente son.
Asimismo van apareciendo miles de cositas que nos ciegan y no nos permiten ser totalmente felices.
Existe una, que hoy por hoy considero la más pesada de todas. La que personalmente más daño me ha hecho, la que más me ha marcado, pero repito, la que más me ha hecho crecer. La mentira.
En este tiempo, en el que he vivido miles de cosas antes desconocidas, en el que he pasado por muchos puentes secos y con sed, en el que salido de muchos ríos sin saber nadar, en el que he aprendido la importancia de aquel que te brinda una mano aun cuando no tienes con pagarle, he crecido, he madurado, he aprendido, he entendido cosas que antes me parecían incomprensibles, y aunque todavía la mayoría de las caídas que he pasado y que se que pasare me parecen no tan necesarias, quiero vivirlas, simplemente para poder seguir sacando de ellas todos los conocimientos, y seguir madurando al filo de los valores que yo misma me he impuesto.
Llegue a pensar que ser como soy, y vivir a mi manera no era lo correcto, que tanta bondad, o mi constante preocupación por los demás iba a terminar dañándome a mí, o que solo seria usada por los demás para su beneficio. Que mi estilo de vida no tenía tanto sentido, o que todo lo que había logrado en veinte años de vida estaba mal, no era valorado o no valía la pena.
Hoy, ahora, me doy cuenta de cómo soy y porque lo soy, me valoro a mí misma, me respeto para que me respeten, comprendo porque mis valores y forma de pensar son diferentes a los de los demás. TODOS somos diferentes.
Me siento segura de mi misma, y no tengo miedo a lo que vendrá. Por el contrario, estoy abierta a nuevas oportunidades y dispuesta a levantarme cuantas veces sea necesario, aun sea en el mismo hoyo.
Estoy en la espera, en MI espera, creando segundo a segundo mi historia, esperando a un desconocido dispuesto a conocer junto conmigo, aprendiendo de todo lo que me rodea, conociendo día a día lo que será mi pasado y descubriendo a quienes me ayudaran a formarlo.
Hoy en mi espera te encontré delante en esta larga fila, has estado conmigo, has compartido y has formado parte de mí, te doy las gracias por ser tú y te invito a seguir aquí, acompañándome a descubrir lo que nos depara el mañana.
Hoy espero a un desconocido, hoy inicio desde cero, hoy recomienzo, hoy aprendo a esperar.
Reset.
Atentamente: Laura C. Rodríguez García